Esta semana he estado en Islandia por motivos de trabajo. Han sido 6 días fuera de casa en los que no he parado de ver a amigos y también de conocer a gente nueva, de revisitar ciudades como Londres y de conocer otras nuevas como Reyjkavic. Lo más negativo, como siempre, es viajar con vuelos super baratos que te obligan a ir o llegar a los aeropuertos a horas intempestivas, lo cuál se traduce en una falta de sueño que se va acumulando en todo el viaje.

El viernes pasado llegue a Londres sobre las 11:30 de la noche y tuve que coger primero un autobus y luego un taxi para llegar a casa de Pablo y Rosa, que amablemente me invitaron a pasar la noche en su casa. Me alegra mucho saber que les va tan bien a los dos. Pablo trabaja para Potato, y hacen muchos proyectos para Google, la mayoría sobre Google App Engine. Rosa trabaja en una empresa empresa de marketing, en el departamento de desarrollo, y está aprendiendo un montón sobre tecnologías de frontend como CSS3 y Javascript. Los dos están muy contentos viviendo en Londres y es que han escogido un barrio estupendo: Putney Bridge.

Pablo y Rosa en Borough's Market

El sábado estuvimos todo el día paseando y me llevaron al mercado Borough, totalmente nuevo para mí. Es un sitio estupendo con muchísimos puestos de delicatessen y comidas caseras. Comimos empanadillas de verduras y pollo, zumos tropicales y postres de chocolate que parecían haber sido cocinados por el mismísimo Willy Wonka. Luego me llevaron a la librería Foyles y no pude resistir la tentación de comprar el libro Adrenaline Junkies and Template Zombies, de Tom DeMarco y otros. Trata sobre malas prácticas en proyectos y cómo evitarlas.

Finalmente fuimos a un pub Inglés y cenamos en un restaurante oriental. Un día genial con muy buena compañia.

Esa misma noche sólo dormí unas pocas horas porque a las 6 tenía que estar en Luton para coger mi vuelo a Islandia. Como el Chelsea había ganado ese día en las calles había bastante gente celebrándolo, en la medida que el acohol que habían bebido se lo permitía. Lo más alucinante fue que ví un zorro en un callejón de Londres! Tras varias combinaciones de autobuses conseguí llegar a Luton a tiempo y allí poder coger el avión.

Lago en el centro de Reykjavik

Nada más llegar a Keflavik, donde está el aeropuerto internacional de Islandia, me dí cuenta de que hacía un tiempo excepcional sin una sola nube y con un sol espléndido. He tenido una suerte increible porque en todos estos días se ha mantenido este tiempo. Otra cosa fenómena fue la Wifi gratuita del autobus que nos llevó a Reyjkavic. Hay dos empresas de autobuses que operan entre el aeropuerto y la capital pero sólo una de ellas tiene Wifi en sus autobuses así que acerté al elegir FlyBus. Otro acierto fue el alojamiento. Era un pequeño apartamento con cocina baño y dormitorio al que no le faltaba detalle. Incluso te dan un móvil local para que te lo lleves y puedas hacer llamadas locales a muy bajo coste. El sitio se llama Reykjavik4you y lo recomiendo 100%. Pero basta de publicidad gratuita.

Catedral de frente
Catedral de lado

Reykjavik es una ciudad pequeña completamente abarrotada de estátuas. Hay un pequeño lago en el centro con casitas muy bonitas a su alrededor junto con la galería de arte nacional, una iglesia importante y el ayuntamiento. El edificio que más llama la atención es la catedral, que está situada en lo alto de una colina y tiene un estilo arquitectónico muy original. La verdad es que no había visto una igual nunca.

El lunes conseguimos encontrar un hueco para alquilar un coche e irnos a la aventura con la ayuda del GPS de mi móvil y los mapas que me había precargado desde la conexión Wifi del hotel. Nos cogimos un folleto turístico de una empresa de excursiones y hicimos la misma ruta por nuestra cuenta. Primero vimos unas fallas enormes en Þingvellir, que prueban que Islandia se encuentra justo en la unión de placas tectócnicas enormes. Esto tiene dos consecuencias fundamentales en la orografía de la isla: hay muchos volcanes en las zonas donde las placas se unen y enormes fallas en las zonas donde se separan.

La falla con nieve dentro

A continuación fuimos a ver los famosos geyseres de Haukadalur. Es curiosísimo ver cómo hierve el agua a ras del suelo y algunos de ellos incluso escupen un chorro de agua caliente a varios metros del suelo. Cuando va a salir el chorro lo ves venir porque empiezan a formarse pompas enormes. Y todo está rodeado de un asqueroso olor a azufre que lo impregna todo.

Finalmente fuimos a Gullfoss y nos quedamos maravillados al ver esta enorme cascada. Es impresionante el caudal que lleva y cómo el agua cae y no llegas a ver el fondo de la cascada debido a que el rio circula por el interior de una falla. Es uno de esos sitios en los que te puedes quedar mirando un buen rato y el tiempo parece detenerse y uno se siente absolutamente diminuto.

La cascada de Gullfoss

El resto de mi viaje no es especialmente interesante porque estuve todo el tiempo en la conferencia a la que fui. Me quedé con ganas de visitar las aguas termales, el museo vikingo o incluso ver la catedral por dentro pero bueno, algo tenía que dejar para mi próxima visita, ¿no? Me ha encantado Islandia y espero poder volver algún día.